El elegido para ocupar la corona del imperio mexicano fue el archiduque Maximiliano de Habsburgo.
Maximiliano llegó a Veracruz con un grupo de conservadores y apoyado tanto económicamente como militarmente por el gobierno francés. El nuevo emperador estableció su residencia en el castillo de Chapultepec.
Siempre mostró una postura liberal; promovió una ley agraria que favorecía a los indios.
Las ideas y acciones liberales de Maximiliano provocaron un rompimiento con la iglesia.
Muchos liberales se identificaron con el proyecto del emperador debieron rechazarlo por el simple hecho de formar parte del gobierno de Benito Juárez y porque su gobierno representaba la intervención extranjera.
En 1866, Napoleón III suspendió el apoyo al imperio de Maximiliano y retiró sus tropas del país. Varios conservadores también dejaron de apoyarlo por sus políticas liberales.
Las fuerzas republicanas llegaron a la Ciudad de México, lo que provocó la huida de Maximiliano hacia Querétaro, quien finalmente no le quedó otra opción que rendirse.
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